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miércoles, 28 de octubre de 2009

El Infierno Musical

¿Harto/a de escuchar siempre a la misma pelotuda, que con voz de pito te ofrece dos entradas para ir a ver Arjona si le decís cual es el último disco de algún cantante pedorro de la misma índole?
   
Mejor entrá a http://radio.e42.com.ar/ , escuchá buena música, y sorprendete con el inesperado tópico de Benjamin Marcolongo (egresado del gymnsium, estudiante de física, loco de mierda).

El Infierno Musical, todos los miercoles de 22:00 a 24:00 hs.


sábado, 26 de septiembre de 2009

La isla de Rorschach

Siempre en su postura de machos dominantes, estos amarillentos y traslúcidos animales son sin duda los más avanzados en la cadena evolutiva. Su brillante cerebro -fácil de ver en un día soleado- va creciendo con cada nota de la melodía, y más allá del dolor que les produce, los mandriles declaran ser los más afortunados del rito.
Cuidando el tótem que los representa se encuentran los negros gorlaks, a los cuales aquella música les va endureciendo el pico, dificultando la labor de su débil cuerpo por sostener la enorme y pesada cabeza. Hasta ahora ni los brillantes mandriles, en sus ávidos intentos por estudiarlo, han podido acercarse al tótem de los gorlaks. Su mayor interés es encontrar la relación entre ese objeto, sus antenas floreadas, y su maravilloso sexto sentido que les permite sentir y detectar el movimiento.
Los más odiados de toda la isla son los perros, el sonido los va alterando por lo que corren y ladran espasmódicamente, a tal punto que en la ceremonia solo se los puede ver como una nube azul de la que salen los insoportables ladridos. Irónicamente, de la infernal canción de los ancianos solo pueden escapar los conejos, sus largas y verdes orejas son inmunes al efecto atrapante.
Mientras que sufriendo como lo harán eternamente están las ardillas, son quizás las más desafortunadas, el instrumento tocado enciende partes de su cuerpo. Por lo general tiende a prenderse la cola, parte más inflamable de su cuerpo, pero algunas tienen el infortunio de sufrir quemaduras en sus patas, haciéndolas presa fácil para la alimentación de los gorlaks. Si no fuera por su rápido proceso de proliferación, su existencia peligraría.
Para cada cambio de estación, los viejos se ponen su túnica roja y tocan su milenario instrumento azul, mientras los animales mencionados –más otros indescriptibles, como los naranjas- y la inmensa variedad de aves, entre las que cabe destacar a ciertas de pesadísimas alas, se dirigen al centro de la isla.
Quien les escribe y describe lleva, si bien parecieron ser años, varios meses prisionero y objeto de estudio de estos putos monos amarillos No sé que conclusiones tendrán sobre los efectos del instrumento en mi, pero lo que sé es que no podría soportar otra de sus ceremonias.

martes, 1 de septiembre de 2009

Ruidos

Sin querer en realidad hacerlo, me asomo y veo la hora en el reloj despertador de la mesita de luz, son casi las cuatro, lo que significa que me quedan unas cuatro horas antes de tener que levantarme. El no poder dormir es una sensación horrible, y más cuando se sabe que cada minuto perdido en ese dar vueltas en la cama será un minuto de sueño anhelado a la mañana siguiente.
Lo más curioso del insomnio es cómo el cansancio genera que la mente divague ante cualquier influencia del medio exterior – o interior – cambiando con increíble facilidad el tema en el que se está pensando. Y sí que es una noche para sentirse influido, mientras afuera se siente que la puta gata del vecino está otra vez en celo, adentro el televisor comienza a hacer los ruidos característicos de que se enfría y contrae hasta tomar su “tamaño original”. Los ruidos me hacen pensar que de haber sido más chico, el estar sólo en una casa tan quejosa sería aterrador, pero, ¿por qué es que siendo adulto no se tiene el mismo miedo que se tenía de chico?, más allá de que se pueda tener más o menos imaginación, debe haber un aferro a la vida que solo se tiene en la juventud… o cuando se está enamorado, mejor dicho, cuando se está con esa persona de la que uno se enamoró… aunque dependería de en que circunstancias se está con esa persona… ¡toc!, una contracción particularmente estrepitosa del televisor me hace caer en la cuenta de que terminé pensando en el amor, que idiota, que mucho me va a costar levantarme mañana.
Con aquel último ruido noto también que el animal ya no maúlla más, y siento un gran alivio, que es en realidad exagerado porque tampoco es que molestara tanto, sin embargo me da esperanzas de una inminente dormida. Lo que no logro comprender es ese otro ruido que siento bajo la cama, y por un momento pienso con melancolía en mi gato, que tanto me gustaba su compañía. Pero a medida que ese sonido aumenta, la nostalgia es reemplazada por un nerviosismo que poco a poco se va traduciendo en un verdadero miedo. Cuando cesa puedo escuchar a mi corazón, que late descontrolado, pero es tanto el terror que no puedo moverme para averiguar que está pasando, ni siquiera puedo levantarme y huir. Entonces es que, como si hubiera sido solo el ojo de la tormenta, el ruido se torna insoportable y la colcha empieza a ser tirada hacia debajo de la cama, llevándome a mi con ella. Es tanto mi miedo que con un sobresalto descubro que nada de esto tiene sentido y que debo haber logrado dormirme, tan eficientemente que estaba ahora soñando. Es mas, cuando me tranquilizo un poco descubro que soñé esto más de una vez durante mi infancia, ahora lo único que tengo que hacer es hacer fuerzas y despertarme, porque a pesar de haber descubierto que ya no estoy despierto, la colcha sigue siendo tirada.
Estando ya al borde de la cama, con el ruido todavía ensordecedor, y un momento antes de proceder a despertarme se me ocurre que, ahora que ya no soy un chico, podría dejarme llevar para poder saber qué era eso que tantas noches me perturbó. Con un giro y un golpe seco caigo al piso, lo que causa que quede de costado con la cara mirando hacia ese lugar tan oscuro, y de donde salen tantos y variados sonidos. Por la forma en que caí, sigo aún sobre la sábana por lo que empiezo nuevamente a ser arrastrado, pero algo renovó mi miedo, quizás algún nuevo sonido que de arriba no podía percibir, o simplemente esa densa oscuridad que no me permite ver hacia qué estoy siendo llevado. Antes de empezar a adentrarme, mis pulsaciones están tan aceleradas que me arrepiento de mi decisión y opto por comenzar a despertarme, y empiezo a repetirme “despertate, despertate, despertate”… pero una vez adentrado, el ruido –y el miedo- no permiten que me concentre y es ya demasiado tarde.


viernes, 14 de agosto de 2009

Joven Escritor

Joven Escritor I

Se comenta que por mi barrio, habita un joven estudiante, y
escritor aficionado, que tiene la rara costumbre de adquirir el estilo
de escritura del autor que anda leyendo.
Algunos le dicen El Permeable, otros más ingeniosos ríen al
llamarlo El Zelig Literato. Sea cual fuere su verdadero nombre, se
sabe que lo disfruta, y es por eso que nadie le reclama. De todas
maneras es cierto, que no es fácil encontrarlo ya que está siempre
cambiando.
Es probable que no sea tan comentado como digo, y que solo yo
sepa de él, como es probable también, que ni siquiera exista. Sin
embargo siempre pueden buscarlo (él los está buscando a ustedes).
Es fuerte el rumor de que anda leyendo Dolina.

Joven escritor II

Aquel escritor de mi barrio tiene una enfermedad, o bien varias,
pero la mas curiosa es la del síndrome del admirable cohete. Dicho
síndrome es muy antiguo, se dice que se inició con un cuento de Oscar
Wilde, pero muchos aseguran que existe desde siempre.
En nuestro joven amigo tiene un efecto particular, le genera el
convencimiento de que lo que escribe no necesita de corrección, por lo
que es incapaz de borrar lo que escribe.
Algún día aprenderá a corregirse y ese día escribirá mejor.
O bien no, y seguirá contento con sus obras insómnicas escritas
de un tirón.


domingo, 9 de agosto de 2009

Como ganar la quiniela (explicación del método)

Para los que nunca jugaron ni al numerito del sueño, vamos a explicar en que consiste la quiniela (haciendo una simplificación práctica con solo no necesario para saber usar el método):
El juego consiste en tres sorteos diarios (vespertina, tarde, noche), donde en cada uno se sortean 4 cifras (1). Se puede apostar a 1, 2, 3 o 4 cifras, apostando a 1 cifra se tendrá una en diez de acertarle al número (0,1,2,3,4,5,6,7,8,9), y la quiniela pagará 7 pesos por cada peso jugado, apostando a 2 cifras, pagará 70 pesos, y así sucesivamente.
Por simplicidad, y para que el tiempo entre cobrada y cobrada sea menor, jugaremos a una solo cifra.
Se deberá jugar siempre al mismo número (2), entonces ahora debemos hacer lo que llamo la tablita, que consiste en ir pensando que, de no ganar, al otro día habrá que poner plata suficiente como para cobrar todo lo que hayamos jugado ese entonces (llamado acumulado), más un plus (nuestra ganancia pura).
Lo recomendable es empezar con valores chicos para ir entendiendo el método, por ejemplo, si se empezase con $1, y se va aumentado de a uno por día ($2 el segundo día, $3 el tercero, etc.) cuando el número se haya tardado 12 veces, no tendría mucho sentido jugarle $13 el treceavo día ya que lo cobrado será 13x7 = 91 y el acumulado: (1+2+3+4+5+6+7+8+9+10+11+12 +13) = 91, por lo que no habrá ganancia pura. La solución en éste caso será jugarle (por ejemplo) $14 en lugar de $13 de manera que: 14x7 = 98 y (1+2+3+4+5+6+7+8+9+10+11+12+14) = 92, dejándonos una ganancia pura de $6 (3).
En el párrafo anterior está la clave, si se lo entendió ya todo lo que sigue puede no resultar tan útil, si no se lo entendió, leerlo varias veces o preguntarme personalmente.
Ahora bien, la tablita puede tomar las formas que a uno le guste, por ejemplo, yo prefiero hacer tablas en donde por cada día que pase sin salir el número, se agregue la misma suma de ganancia pura, de esta manera no nos importará si tardó 10 o 20 veces en salir, ya que por cada día ganaremos cierta cantidad de plata, que dividida en la cantidad de días que llevemos jugados nos de una constante, por lo que podemos decir que tenemos, por ejemplo (si la constante fuera 5), un sueldo de 100 (suponiendo 20 días hábiles de juego, ya que 20x5 = 100) (4).
LO MÁS IMPORTANTE, es entender que no se pueden hacer suposiciones, un número PUEDE tardar, por lo que se debe tener un fondo destinado para jugar. Se debe ver en la tablita que puede aumentar mucho la cantidad de plata que hay que jugar a la larga (para lo que, obviamente, no hay que ser vago y hay que hacerla mínimamente hasta unas 30 veces jugadas). Por ejemplo, en el sueldo de 100, si llegáramos a tener que jugar 18 veces sin que salga (5), nuestro acumulado habrá sido de 485, y se deberá ponerle $97 al día siguiente. Por lo que es importante “no coparse” (como me pasó a mi). Esto quiere decir que uno debe medir el sueldo de cuanto quiere hacer, en función del capital tenga uno ahorrado, de manera de tener tranquilidad y no estar sufriendo porque se tarda mucho.
Como quien ya quiere hilar fino les puedo comentar que existen “trucos” como lo que llamo el cambio de base que consiste en distribuir el acumulado en varios números, y de esta manera hacer de cuenta que cada uno de esos números tiene el acumulado que le pongamos. Esto sirve en el caso (que si se hace bien, no debería pasar) en el que veamos que no llegamos con el capital para seguir esperando al número.
Y ya para los que se animen a más, existe otro método que consiste en jugarle a más de un número, o bien, a todos los números (sí, a todos), de manera de cobrar todos los días (6). Este método necesita un poco más de inversión al principio, y tiene un poco menos de ganancia, pero es el más seguro. En realidad, para ser sincero, en mi época de experiencia solo llegué a plantear esto de manera que iba dejando de jugar a los números que iban saliendo de manera de que cuando salían todos volvía a empezar, pero, yo tengo la casi certeza, y toda la fe, en que a la larga es mejor no dejar de jugarle a ninguno, si alguien se anima a hacer esa tabla, se le agradecerá.
Bien, creo que eso es todo, disculpen la tardanza (estaba rindiendo), y disculpen si hay algunas cosas que no se entienden pero debo admitir que no es tipo de texto que más me guste escribir, jeje. Sin embargo insisto en que no me molesta responder preguntas sobre el método, o bien, si no se me entendió nada, explicarlo personalmente. Y debo insistir también en que espero aquella coca que me tiene prometida desde ya todo aquel al que le vaya bien con el método.


(1): se sortean en realidad 20 números de 4 cifras, pero nosotros no nos vamos a preocupar por los otros 19, sino solo “a primera”.
(2): los realmente muy abiertos de mentes y experimentados podrás charlar conmigo sobre la irrelevancia de jugar a un mismo número o ir jugando a los que se nos de la gana.
(3): obviamente la gracia está en jugar con la forma de hacer la tabla de manera que no sea tan poca la ganancia.
(4): calculen o pregunten pero la secuencia de plata que se debe ir apostando sería así: 1,2,4,5,7,9,11,14,17…
(5): ha de tenerse en cuenta que nunca le vamos a ir a jugar a un número que salió el día anterior (a menos que haya salido ayer después de realmente mucho tiempo) por lo que esas 18 veces serán en realidad las jugadas pero el número puede llevar 40 días sin salir si es que le habíamos empezado a jugar cuando llevaba 22 días demorado.
(6): los más incrédulos pueden pensar que es lo mismo que jugar a un solo número pero 10 veces.


miércoles, 15 de julio de 2009

Como ganar la quiniela (historia y presentación del método)

Febrero, Ciudad de Córdoba, Argentina. Son las 4:00 a.m. y viendo que la gran ciudad no nos logra ofrecer nada realmente interesante para hacer, tomamos la más sabia decisión: volver al dpto a terminar de leer (en voz alta, un capítulo cada uno), El jugador de Dostoievski. A medida que se va desarrollando la trama descubrimos que un sentimiento interno se va potenciando en los tres lectores de igual manera… había que salir a buscar un casino.
La sorpresa llegó de la mano de un remisero (que extrañamente respondió cortésmente), indicándonos que habían prohibido las casas de juego en la ciudad capital. El hecho de tener que esperar al día siguiente para ir a conocer Carlos Paz y de paso su casino (¿o a conocer el casino y de paso Carlos Paz?), sirvió para apagar un poco la llama del vicio y encender la de la economía, que llevaría a un debate seguido de una decisión: esperar que salga varias veces un color, y en ese momento, jugarle al otro. La estrategia se basaba en la suposición de que aumentan las posibilidades de que salga el otro (y se sigue basando aún, si el lector es experto en probabilidad y estadísticas, dejar sus datos y comunicarse con quien escribe), por lo que se acordó esperar cuatro veces.
Una vez ahí, nos enteramos de nuestra primera falla en el plan, la jugada mínima al color era de 50 pesos. Luego de la charla correspondiente se llega al común acuerdo de jugar una sola vez, e irse con lo obtenido. Nos acercamos a una mesa (luego de haber consultado previamente donde comprar las fichas, como jugar y demases), y esperamos.
Rojo, rojo, negro, rojo, negro, negro, negro, rojo, rojo, negro, quince minutos, rojo cuatro veces, apuesta de 50 al negro, rojo otra vez… Secuencia fatal que provocaría un sentimiento de frustración matemática y resentimiento que es único para el primerizo.
Claramente la historia no termina aquí, la llama encendida por Dostoievski fue acrecentándose con el tiempo y generó otras tres o cuatro idas al casino con resultadas de la misma índole.
Es ahora cuando quien les escribe, paranoico como es, llega a la conclusión de que el casino (o bien la gente del casino), conspiraba contra él y su método -¿matemáticamente infalible?-, y que por ello, como la llama seguía encendida, decide buscar aplicarlo en otros campos, y es en ese momento donde descubro aquel juego siempre tan ajeno, desconocido, insulso… la quiniela.
Si jugar a un mismo color acrecentaba las probabilidades, entonces, ¿por qué no jugar a un mismo número hasta que salga? Hojas con cálculo, gráficas de no mucha utilidad, ideas, nombres a jugadas, formas de juegos, más ideas, y la quiniela se vuelve una verdadera obsesión, donde al principio no tendría muchos seguidores, pero a la larga (y más con el resultado concreto de la experiencia) lograría convencer a la gente más cercana.
La descripción del método en sí será explicada en detalle en la nota siguiente, me reservo esta nota para contarles el behind the scenes, y para tratar de convencerlos de palabra (sin análisis “matemáticos” aún), de que es posible ganar plata en la quiniela.
Si bien yo llegué a estar 700 pesos arriba en dos meses, y que luego los perdería por gastar el fondo que tenía guardado (y que hubiera necesitado para salvar los 700), conservo vivas pruebas experimentales de la eficacia del juego: dos amigos seguidores del método. Es más, si estás leyendo esto hoy es porque salió el 9, con lo que uno de ellos llega a estar 1400 arriba y, el otro (osado como el solo), tras haberle jugado 1050, hoy está cobrando 7350 pesos, de los cuales 800 son ganancia pura (se entenderá mejor cuando explique el método).
Los que me conocen sabrán que en mi paranoia absurda no quería que la gente se enterase de esto, ahora, ya habiendo pasado por todas las etapas, procedo a hacerlo público y estoy dispuesto a responder a sus consultas, pero claro, no sin recibir a cambio, luego de que el beneficiado tenga sus primeras ganancias, una invitada a una coca.

viernes, 26 de junio de 2009

El Pasajero

Cerca de ocho son los pasajeros que logro divisar antes de sentir la incontrolable necesidad de sentarme en el asiento más próximo. La taquicardia me hace imposible hacerme los razonamientos lógicos de la situación, por lo que, simplemente observo.
El transporte comienza a hacer un descenso brusco de la gran velocidad que, ahora me doy cuenta, llevaba. Hasta que finalmente se detiene en lo que pareciera ser una parada convencional. Se abren las puertas y un chico de unos quince años, vestido con un muy gastado overol de trabajo, muestra alguna especie de credencial y se dirige a la parte trasera donde yo me encuentro. Lo sigo con la mirada todo el trayecto y, solo entonces, a pesar de que ahora inclusive respirar se empieza a volver dificultoso, descubro que todos, incluyéndome, llevamos aquel overol azul.
Si bien a medida que el transporte avanza el ambiente se torna más denso, mi cuerpo se va acostumbrando y por fin comienzo a preguntarme que hago en aquel lugar, como llegué, quien me uniformó, y, lo que es más importante, como salgo de aquí.
No sintiéndome aún lo suficientemente bien como para intentar un escape drástico solo procedo a, con el mejor gesto de decisión que puedo fingir, dirigirme hacia la puerta, sin dejar de tratar de ocultar, además, el hecho de que casi ni puedo mantenerme de pie. Inesperadamente el joven del overol astado, que ahora me observaba, toma participación en la situación y exclama, con una autoridad solo esperable de un capataz o similar, que no hemos llegado aún. Dada mi actual incapacidad para argumentar, hago caso y me dejo caer en el asiento de junto a la puerta. Donde, unos minutos
después, caigo en un sueño que bien podría haber sido un desmayo.
Con una fuerte frenada que casi provoca que dé la cabeza contra el asiento de adelante, me despierto y noto atónito que nos encontramos en un pueblo descuidado, y que los ahora casi treinta pasajeros comienzan a descender. Cuando yo aún miraba para todos lados confundido, el chico se dirigió a mi nuevamente, y, con la misma autoridad, me advirtió que ésta si era la parada.
Pese a que me sentía notablemente mejor en tierra firme, aún estaba muy adolorido y, probablemente a causa de fiebre, el calor había aumentado. A medida que avanzábamos por el pueblo, más colectivos se detenían y toda esa gente uniformada de overol azul se nos iba uniendo. Hasta que, tras unos agotadores cinco minutos, llegamos a lo que pareciera ser una tienda de campamentismo abandonada, y en la puerta, un hombre rubio, de unos ciento noventa centímetros, sacando de unas cajas casi tan grandes como él, entregaba picos y palas a cada uniformado. Jóvenes, ancianos, rengos, ciegos, muchachas embarazadas, y hasta niños de no más de ocho años pasaban por aquel oso rubio a
recibir su pico.
Una vez obtenida mi herramienta, continué camino hacia -lo había notado hace un instante- la pequeña montaña al final del pueblo. Para cuando estábamos llegando, no era posible cuantificar la cantidad de gente, por lo que imagine que habrían venido de otros pueblos abandonados similares, con similares osos rubios y similares cajas de herramientas.
Aún no pensaba muy claramente, sin embargo, había supuesto por los picos que el objetivo de la caminata no era la montaña, sino lo que tenía dentro. Sin embargo, lo que no me imaginaba, era el tamaño de aquellas puertas que permitían el paso a las cuevas.
Para cuando estaba llegando a aquella entrada pensé que, a juzgar por mi temperatura, ya la fiebre debía ser altísima, por lo que no dejé de pensar que quizás todo esto no sea más que una gran alucinación. Y alucinación o no, me encontraba entre miles de personas con un overol y un pico entrando a lo que parecía la mina más grande del mundo.
Ya dentro, otros inmensos hombres oseznos, pero esta vez morochos, iban recibiendo a la gente y colocándola en una especie de tren minero. En medio de la multitud que se amontonaba para subir a bordo, vi que no muy lejos de mi se encontraba la joven y su hijo que eran parte de aquellos ocho pasajeros que éramos, en aquel colectivo que parecía ya tan lejano.
Solo cuando, una vez en el tren repleto de gente, pude ver la hermosa mujer a los ojos, la fiebre y la taquicardia se desvanecieron momentáneamente, y fueron reemplazadas por imágenes, muchas imágenes que pasaron por mi mente como películas, imágenes de familia, de hijos, carreteras, imágenes de viajes frustrados.


sábado, 25 de abril de 2009

Las edades de la sabiduría

Durante mucho tiempo pensé que quizás, no debería perder el tiempo en ciertas actividades, y que en vez podría emplearlo en otras más afines a la carrera que elegí. Para mi pesar, el dicho de “el que mucho abarca, poco aprieta” me era familiar y lo escuchaba repetidas veces. Por lo que llegaba a hacer con culpa algunas cosas que iban desde chatear o salir a bailar, hasta leer determinados libros o películas consideradas como malas.

Siempre tuve la idea de que -quizás a modo de tener una justificación para poder realizarlas- ese tipo de actividades en definitiva me alimentaban con distintas formas de inteligencias, y a fin de cuentas, me eran beneficiosas. Pero entonces, con esta idea, ¿por qué no pasarme el día chateando y viendo televisión, o bien, mejor, pasarlo leyendo y estudiando, si a fin de cuentas, todo me alimenta? Y es aquí donde leo “El lobo de la estepa” de Hermann Hesse, y termino por aclarar bien mis ideas con respecto a esto. *

A partir de aquí, voy a tratar de desmentir ese conocido dicho y a incentivarlos de esta manera a apretar fuerte todo cuanto pretendan abarcar.

Tratemos primero de imaginar cada una de esas inteligencias alimentadas como las distintas partes de uno mismo, podríamos decir, como las partes de nuestra sabiduría. Entonces consideremos cada una de esas partes como pertenecientes a una persona distinta, que tendrán su respectiva edad, según cuanto vayan creciendo, o mejor dicho, madurando. Por ejemplo si nuestra parte escritora tiene menos experiencia que nuestra parte deportista, podríamos decir entonces que la parte escritora tiene 5 años y la parte deportista, 25 años.
Hasta aquí bien, pero ahora la cuestión es, ¿Cuál es el ideal? Hoy en día el problema de los miembros de la sociedad es probablemente que las partes de ver televisión, hacer ocio, tomar cocas o chatear están atravesando la tercera edad, mientras que las de leer, estudiar, escribir o pensar usan aún pañales… si es que nacieron. Aquí tengo que recurrir entonces a otro dicho: “todos los extremos son malos”. Es lógico que una sabiduría compuesta por partes ancianas o infantes no tendrá el mismo potencial que una donde todas sus partes sean jóvenes veinteañeras.

Con esto creo que queda más que desmentido el dicho, y concluyo que es mejor tener una sabiduría joven y variada dispuesta a madurar y a envejecer, que hasta, inclusive, una que específica y anciana. Por lo que esta vez les propongo dejar aquellas partes ya maduras –antes de que terminen por fallecer, y con ellas, la sabiduría- y empezar a amamantar sus críos.



* Casualmente y con mucha satisfacción luego encontraría, además, que la primera regla para la dirección de la mente (o dirección del espíritu, dependerá de la edición) escrita por Descartes afirmaba también mis pensamientos.





“Imagínese un jardín con cien clases de árboles, con mil variedades de flores, con cien especies de frutas y otros tantos géneros de hierbas. Pues bien: si el jardinero de este jardín no conoce otra diferenciación botánica que lo «comestible» y la «mala hierba», entonces no sabrá qué hacer con nueve décimas partes de su jardín, arrancará las flores más encantadoras, talará los árboles más nobles, o los odiará y mirará con malos ojos. Así hace el lobo estepario con las mil flores de su alma.”

Fragmento de El Lobo Estepario escrito por Hermann Hesse.

domingo, 12 de abril de 2009

Vini-cultura Televisiva

Era una de esas noches de aceleración insómnica, y me dispuse a meditar sobre cual podía ser una buena analogía para el uso que se le da a la televisión, y me pareció interesante su comparación con el vino. Quizás a primera vista no suene lógico, pero justamente creo que ir mostrando las similitudes será lo interesante. Así que ésta vez los invito a seguirme en esta comparación.

Primero empecemos con el importantísimo “beber con moderación”, esto es que, en ambos casos produce el mismo efecto: se queman demasiadas neuronas. El uso excesivo de la televisión idiotiza, indistintamente de lo que se vea, de la misma manera que lo hace mucho vino, sin importar su calidad. Al pasar horas viendo un aparato que no hace ni mas ni menos que pensar por nosotros, pasa justamente eso, dejamos de pensar y nos volvemos entes en el paso del tiempo. En el caso del alcohol es común conocer casos de tomadores que “ahogan sus penas” para evitar pensar en ellas, bueno, entonces, ¿no pasa exactamente lo mismo cuando tanta gente llega agotada a su casa, luego de un largo día de trabajo, sin ganas de pensar, y hace lo que le parece lógico: hacer que piensen por él? Cuando esto pasa, nos encontramos ante una persona que si no está trabajando; está viendo televisión, o bien, durmiendo (muy probablemente con el control en la mano), pero nunca pensando, y así, sosteniendo quizás una vida miserable, fluirá por ella sin sufrir muchos cambios, ya que no tendrá nunca un tiempo consigo mismo que permita decir “basta”.

Ahora bien, lo siguiente a tener en cuenta es la calidad del catador. De igual manera que no es lo mismo un Château d’Yquem de 1787 que un termidor en caja, la calidad de los programas, como así también de los canales, varía muchísimo. La televisión (más aún la televisión argentina), presenta una increíble cantidad de programas basura, y con esto quiero decir que ni siquiera “piensa por nosotros” como dije anteriormente, sino que simplemente consisten en una gran cantidad de contenido visualmente atractivo de manera de hipnotizar al televidente logrando así su objetivo de “atraparlo” sin escapatoria. Quizás sea un poco paranoico, o bien muy 1984, llegar a pensar que detrás de la televisión exista en realidad un plan de idiotización social, a manera de tener un país más manejable, pero, lo que si es notable, es como es usada hábilmente por los políticos para conseguir votantes. Un ejemplo podría ser la constante representación de Macri en CQC como la mejor opción para un cambio, y convenciendo a mucha (realmente mucha) gente de lo “pro” que es.

Pero no todo tiene gusto amargo en cuanto a este aparato se trata, está demostrado que un vaso de vino de vez en cuando ayuda a la circulación de la sangre. Así también como ciertos programas tienen un buen contenido, o bien, con un poco de mucha dificultad, se puede encontrar una buena película. Para esto se debe siempre ser consciente de lo antes propuesto: elegir bien y moderarse. Es esencial aprender a ver televisión, buscar programas de calidad, elegir los canales adecuadamente entendiendo que muchas veces la verdad puede estar tergiversada, y sin duda lo más importante que se debe tratar de aprender… es a apagarla.


viernes, 20 de marzo de 2009

“Dios es amor”, es decir, ninguno de los dos existe

Esta nota nada tiene que ver con Dios, va dedicada, por las vísperas, pura y exclusivamente al amor (además de no haber superado aún el “síndrome de la mala nota” causada por mi nota anterior). Probablemente muchos de ustedes no estarán de acuerdo con mi planteo aquí, como pasó en mi nota anterior, pero intento nuevamente introducir a los aventureros que se dispongan a abrir su mente, a nuevas concepciones de cosas cotidianas.

El “te amo” ha perdido seriedad, o mejor dicho, se ha popularizado desde el surgimiento de la comunicación vía texto, ya que resulta mucho más fácil para personas que se atraen, escribirlo que decirlo (y esto es un círculo vicioso ya que en cuanto más se usa más se desvaloriza), sin embargo, a los que no creemos en el amor en el sentido convencional de la palabra no nos afecta, pero sí nos interesa, sí nos pone a pensar: ¿Qué es ese amor cuya existencia se acepta dogmáticamente?¿existe en realidad o es nuevamente poner nombre a algo para simplificarlo de igual manera que se hace con Dios? Y si es así, ¿Qué es ese algo que simplifica la palabra “amor”?

Ejemplifiquemos para ir llevándoles donde quiero llegar. Si cierta persona posee ciertos gustos musicales, cinematográficos y literarios (como ser que le guste Néstor En Bloque, Bañeros Súper Poderosos y los libros le resulten excelentes pisapapeles), al encontrarse con una persona de iguales gustos se sentirá atraída; interesada; motivada hacia esa otra persona. Ahora bien, hasta aquí creo que lo dicho es bastante obvio, pero analicemos qué pasa si esas dos personas (tan culturalmente agraciadas) sólo se comentaran esos tres gustos y no se comunicaran más por una semana, lo siguiente que ocurrirá será que ambas crearán en base a esas coincidencias toda una persona utópica, ideal que muy probablemente no exista (y si el aspecto físico le es desconocido, el mismo será, de igual manera, creado utópicamente), esa obsesión surgida es una de las perturbaciones que comúnmente se puede llamar “enamoramiento”.
Si vamos un poco más allá, y suponemos ahora otra persona a la cual le guste Antonio Vivaldi, Citizen Kane y Hamlet, al encontrar otra con esos mismos tres intereses (o dos… o hasta uno), creará también un sujeto imaginario, en donde, probablemente la obsesion será mayor ya que la coincidencia es menos probable.

Por supuesto, el comienzo de esa obsesión no viene simplemente dado por coincidencias en gustos o atracción física, sino también, puede ocurrir por como lo he comentado anteriormente en Acostumbrado a acostumbrarse , en donde se decía que “[…] como podría ser pensar en que el “amor a primera vista” sea probablemente un acostumbramiento subconsciente, ya sea de tipo psicológico u hormonal, a cierto estereotipo de mujer/hombre ideal”. Es decir que con esto se suman muchas otras posibilidades de surgimientos de interés (ejemplos de esto sería buscar inconscientemente una nueva pareja de aspecto similar a una anterior; el Edipo; etc.)

Sin embargo, ¿Cuánto puede durar éste enamoramiento?, es evidente que será hasta que realmente se conozcan y una de las partes descubra (éste descubrimiento tardará dependiendo del grado de obsesión que se generó inicialmente, y del que se vaya a generar después) que esas coincidencias, sean solo eso, coincidencias. O bien para el caso del aspecto físico, que la atracción desaparezca. No necesariamente será un período corto, quizás estén varios años hasta que se percaten de ello. Y, en el mejor de los casos, se irán encontrando más coincidencias, aumentando la obsesión (aumentando el “amor” dirá algún lector que hasta ahora pude convencer) hasta que, como todo, termine, ya que creo que tanto el lector que me dice que eso es “amor” como yo sabemos que el mismo no será eterno, teniendo en cuenta que nada lo es.

Y desde luego, existe otro tipo de amor, el llamado “incondicional” que es el caso del amor maternal, del amor de un hermano, del amor de un hijo. El cual ha sido también planteado anteriormente en la nota acostumbrado a acostumbrarse , y puede entenderse con el ejemplo ahí propuesto.

Quiero que se tenga en cuenta que por ésta forma de pensar, por ésta concientización de ese algo detrás de la palabra “amor”, no quiere decir que me haga (ni les haga a ustedes) ser menos capaz de querer tanto a otro como alguien que cree dogmáticamente en el amor. Esto no va con intenciones de autodefensa, sino como una ayuda para que - insisto - se permitan ustedes mismos ver las cosas de una manera diferente.

En éste caso, decidí no poner la pequeña dosis de humor al final de la nota como ya se me hizo costumbre (una forma de premiar a quienes se tomaron el trabajo de leerla entera), simplemente saludaré al nuevo y viejo lector:

Feliz día de los enamorados y que Dios los bendiga.


sábado, 14 de marzo de 2009

Tetera de Russell

Como les había anticipado, no voy a pasar la nota "Por qué no soy cristiano" del facebook para acá ya que no me gusta como quedó, así que en vez de esa voy a hacerle honor al filosofo de una manera más pura (como quien se disculpa, de paso). Por lo menos hasta que me anime a escribirla nuevamente...

"Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores."

Bertrand Russell

miércoles, 4 de marzo de 2009

Acostumbrado a acostumbrarse

Absolutamente todo es cuestión de costumbre, práctica, hábito o como se le quiera llamar. Y cuando digo “todo”, estoy incluyendo desde el estudio, la lectura, el deporte… hasta el amor por la madre. Al leer éstas últimas cuatro palabras es que verán que ésta nueva tesis es bastante más polémica que la planteada en mi nota anterior. Vamos a ver si puedo convencerlos.

Supongamos la situación de que mañana venga su madre con una señora desconocida, y le diga que usted es adoptado y que esa señora es su madre, entonces, ¿automáticamente usted pasará a querer a esa persona extraña que es ahora realmente su mamá? ; Usted y yo sabemos que eso no pasará, entonces, ¿no demuestro con esto que el amor por una madre es una cuestión de costumbre?

Sabrán entender que no estoy menospreciando el “amor”, ni la amistad, ni nada por el estilo, simplemente hago algo que tanto me gusta, que es generalizar en función de una tesis que me agrade (Aunque se que no siempre se puede, no siempre se debe, o bien, no siempre es lo más sano para uno)

Dejemos atrás la parte de relaciones humanas y pasemos a hablar de música. Se que les debe haber pasado mas de una vez que les hicieron escuchar un tema que no les gustó la primera vez, y que a la larga les terminó por agradar. Si eso no es acostumbrarse, no se que es. Hagan la prueba, yo lo hice, pongan un CD de alguna banda que nunca hayan escuchado mientras hacen cualquier otra cosa, al otro día vuelvan a escuchar ese mismo CD, y verán que les gustará significativamente más. Y en cuanta menos atención le presten la primera vez, mayor será el efecto ya que es una cuestión de reconocimiento inconsciente.

A lo que quiero llegar ésta vez es que ésta misma tesis se demuestra en la mayoría de las actividades cotidianas, como podría ser pensar en que el “amor a primera vista” sea probablemente un acostumbramiento inconsciente, ya sea de tipo psicológico u hormonal, a cierto estereotipo de mujer/hombre ideal; La creencia en Dios (tema a tratar próximamente); o bien el que yo vaya a escribir mucho mejor la nota nº 216 que ésta tercera nota que escribo.

Nuevamente agradezco a todos aquellos lectores que se tomaron el tiempo de leer, pensar, criticar, debatir y combatir mi nota… espero que se les haga costumbre.


sábado, 28 de febrero de 2009

Tribus Humanas, el fenómeno de las tribus urbanas.



Si bien se habla mucho sobre el tema, en ésta segunda nota y primer tema de interés quiero tocar éste tan curioso asunto desde un punto de vista un poco más razonado que el que pueda hacer chiche o canal 26.

El otro día iba caminando a casa de un amigo, pensando en quien sabe qué, cuando en cierta parte de la Jujuy quedé algo sorprendido (por no decir que me reía solo en la calle) al ver que en un habitual puesto de praliné que lleva mucho tiempo ahí, tenía colgados cordones naranjas y verdes, fluorescentes.

Entonces me di cuenta que la pregunta clave para resolver el enigma de éste gran fenómeno es preguntarse “¿por qué es un gran fenómeno?” . Quizás esté equivocado y no haya prestado atención, pero no recuerdo otros años haber visto ningún programa sobre las Nike shox y su uso indispensable para ser un “enchorado”, pero de lo que si estoy seguro es de que ésta nueva “moda” se difundió tremendamente.

Si hasta aquí esperaban que me ponga a criticar libremente dicha tendencia, querido lector voy a decepcionarlo, eso es algo que ya se hizo demasiado, lo que busco es analizar la pregunta planteada anteriormente y lograr entender como es que algo pudo pasar del odio al amor en los sectores sociales de clase baja.

Planteemos como si esto fuera una monografía sobre algo serio, es decir, hagamos el análisis etimológico de la palabra flogger , la cual es una deformación de la palabra flog , que a su vez es una deformación de Fotolog (página que hoy en día no es necesario describir). A lo que quiero llegar con esto es que lo que se habla como una moda es coincidente con el nuevo uso de los blogs, que es más accesible en éstos tiempos en donde la conexión Internet es factible de tener en casa. Por otro lado tenemos un nuevo nivel de tolerancia como país hacia las diferentes formas de pensar como ser la metrosexualidad, la homosexualidad, bisexualidad, etc.

Esta suma de factores es lo que hoy lleva a chiche a invitar a “cumbio” para preguntarle acerca de su sexualidad y, si queda algún tiempito, preguntarle sobre su flog.

En lo que a clase social baja respecta es algo común, las modas siempre son modas hasta que llegan al proletariado. Entonces los antes floggers buscarán (probablemente copiarán de un país mas desarrollado) una nueva tendencia, que será criticada tanto que se conocerá, se hará normal, se usará, pasará de moda… y así sucesivamente como viene pasando desde que algún Homo neanderthalensis le habrá dicho a otro Homo neanderthalensis que la piel de leopardo le resaltaba mucho mas los ojos.

En definitiva, si querés formar parte de un grupo tan amplio como éste, bastará con cortar tus remeras con un amplio cuello en V, comprar cordones fluorescentes en tu puesto de praliné más cercano y coser tus pantalones de manera que apriete tus tobillos.


Primera Nota, con todo lo que eso significa.

Básicamente me hago hoy un blog para poder pasar las notas ya subidas en el facebook aquí, y de esta manera gente sin facebook puede tener fácil acceso a mis notas. A estas notas las iré pasando de a poco con ligeras correcciones, es decir, algunas cosas mas, algunas cosas menos, o bien, como será el caso de “por qué no soy cristiano”, ni siquiera será pasada para acá.

Como introducción pongo mi primera “nota”:

Harto de perder tiempo con juegos que no van más allá de ver quien es más vicioso (exceptuando uno que otro en donde hicieron un intento de crear algo donde se use algunas neuronas), opté por tratar de quitarme esa mala manía y ponerme a escribir. Pero no ponerme a escribir por escribir, sino, en esos ratos que me ahorro, y que ahora quedaron “libres”, cambiar esa mala costumbre por el desarrollo de algún tema de mi interés.

La idea de ponerme a escribir notas no es la convencional en un blog, ya que no es lo que se podría llamar un texto entretenido ni mucho menos, es mas, por lo que estoy releyendo es evidente que estoy escribiendo para sentarme yo mismo a leerlo a futuro. Es decir, si alguno de ustedes ya llegó a esta parte del texto, estará pensando que no tengo necesidad alguna de publicar las notas si de todos modos son dirigidas a mi mismo, pero no, sabrán entender que hay una gran diferencia de incentivo en pensar que no estoy escribiendo para nadie, que el pensar que quizás alguien no tenga absolutamente mas nada que hacer que leer esto.*

Esa posibilidad de llegar a tener un lector, (más fuerte aún con una ayudita de mi siempre querido ego)**, es la que supongo que me tiene que poner una presión al momento de escribir, y de esa manera mejorar mi escritura.

“Mejorar mi escritura”, es ahí donde quería llegar, básicamente con esto quiero mejorar mi escritura, y para ello tengo que practicar, ya que todo es práctica (práctica todo un tema, posible futura nota). Práctica que consistirá en escribir, releer, corregir y publicar en cada rato libre de manera que mañana me siente, lea de nuevo y me de cuenta de que me mandé varias cagadas***.

En definitiva, al lector, pido perdón por lo aburrido del texto o bien por las “varias cagadas” que posiblemente tenga y gracias por estar ahí para ayudarme a mejorar. De igual manera no pierda la esperanza, que esto es simplemente una introducción que necesitaba “escribirme”, próximamente iré planteando temas más interesantes.

*Más tarde encontraría con gran satisfacción (pese a no ser ninguna gran máxima), eso mismo pero escrito por Descartes en El discurso del Método. (No encuentro la cita exacta pero se refería a que se escribe mejor cuando se sabe que va a ser leído por otro).

**Quien creería que ésta vez mi ego no estuvo tan equivocado, o bien sí, se equivocó en pensar que no había tanta gente que lee, cuando evidentemente no es tan raro.

***Fue verdad en las primeras notas, luego (cuando aparecieron los lectores) le dediqué un poco mas de tiempo a cada nota.